Es muy común utilizar agua de pozo para consumo, regadío, ganado e incluso piscinas. Sin embargo, su utilización sin ningún tipo de control puede desencadenar serias consecuencias para la salud.
Los propietarios de las instalaciones que utilizan el agua de pozo son los responsables de cumplir con la normativa establecida en el RD 3/2023 en lo que a control y mantenimiento del agua de pozos se refiere, es decir, son los responsables de que se realice un estricto análisis del agua de pozo para garantizar su calidad.